Jueves : | El Significado del Culto a los Iconos |
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Los templos Hindu son nuevos
en este extremo del planeta y el conocimiento de su naturaleza muy especial y
completamente esotérica, es desconocido en Occidente. Uno de los primeros
mal-entendidos que surge en el Occidente es la función y el propósito de la
“imagen tallada.” La tradición Judeo-Cristiana amonesta firmemente la
veneración de imágenes talladas – sin embargo, por supuesto, en Catolicismo,
santos e imágenes, y entre los Ortodoxos las pinturas, son veneradas con gran
reverencia. El Hindu no venera ídolos o imágenes talladas. El venera a Dios y a
las grandes divinidades Mahadevas. La imagen es sólo eso, un ícono o
representación o canal de una Deidad de un plano interno que habita en la
estatua o que se halla suspendida sobre ella. La imagen física no es necesaria
para que este proceso tenga lugar. El Dios llevará a cabo Su trabajo en el
templo sin esa imagen, y en efecto, existen templos Hindu que no poseen
imágenes en el sanctun sino un
yantra o diagrama simbólico o místico. Existen otros templos Hindu
que tienen sólo una pequeña piedra o cristal, una marca para representar al
Dios venerado allí. Sin embargo, la vista de la imagen aumenta la veneración
del devoto permitiendo a la mente enfocarse en las sagradas ligaduras entre los
tres mundos, permitiendo al sistema nervioso abrirse al
darshan.
La visión es muy poderosa.
La visión es la primera conexión con la Deidad. La vista del icono en el
sanctum estimula y aumenta el flujo de energías elevadoras o
pranas, en el cuerpo y en la
mente. Cada Deidad lleva a cabo ciertas funciones, está encargada, por decir
así, de ciertos dominios de la mente externa e interna. Sabiendo qué Deidad es
venerada, viendo la imagen de la Deidad allí, manifiesta en el ojo de la mente
una imagen semejante y prepara el camino para una devoción más profunda.
En un templo Hindu hay a
menudo una multiplicidad de procesos y ceremonias simultáneos. En un rincón,
una familia numerosa o clan, con cientos de miembros muy unidos, pueden estar
celebrando alegremente una boda. En otro santuario, una dama puede encontrarse
llorando frente a una Deidad, entristecida por alguna desgracia o en búsqueda
de consuelo. En algún otro sitio abarrotado de gente, un niño está siendo
bendecido, y varios grupos de músicos del templo llenan el ambiente con los
estridentes sonidos del
nagasvaram y de tambores. Cuando el
puja llega a su apogeo, los
sacerdotes
brahmin entran y salen
del sanctum llevando alcanfor y cenizas sagradas y agua santa a cientos de fieles
que se aglomeran para ver a la Deidad. Todo esto sucede al unísono, sin ningún
plan y sin embargo totalmente organizado. Es una experiencia maravillosa, y tal
diverso conjunto de ceremonias de devoción y tal intensidad de veneración puede
solo ser vista en un templo Hindu. No existe ningún otro lugar en la Tierra
como un templo Hindu.
Esotéricamente, los Dioses
en el templo, que viven en el microcosmos, pueden trabajar extraordinariamente
rápido con todos. Tantas cosas suceden al unísono, que cada uno tiene la
sensación de estar solo. A la mujer que llora le es permitido su momento de
duelo. Nadie siente que ella esté afectando la boda que se efectúa adyacente.
Nadie la nota siquiera. El templo es tan activo, tan lleno con gente, que cada
uno es dejado venerar de la forma que necesita ese día en particular – llorar o
reír o cantar o sentarse en contemplación silenciosa en un rincón alejado.