Lección

 Martes :  Los Dioses son Realidades Vivientes

La religión Hindu nos da el don de tolerancia que permite diferentes estadíos de culto, expresiones de devoción personales y diferentes e incluso diferentes Dioses para guiar nuestra vida en la Tierra. Y sin embargo es una religión  única bajo una jerarquía divina singular que busca la acción armónica al unísono de los tres mundos. Estos seres inteligentes han evolucionado a través de períodos incalculables de tiempo y son capaces de ayudar a la humanidad sin necesitar vivir en un cuerpo físico. Estos grandes Mahadevas, con su multitud de angélicos devas, viven y trabajan constantemente y sin descanso, por las personas de nuestra religión, protegiéndolos y guiándolos, abriendo nuevas puertas y cerrando las que no se usan. Los Dioses venerados por los Hindus, habitan en el Tercer Mundo, ayudados por los devas que habitan en el Segundo Mundo.

Es en el templo Hindú, donde los tres mundos se conectan y donde los devotos invocan a los Dioses de nuestra religión. El templo se construye como un palacio en el cual los Dioses residen. Es el hogar visible de los Dioses, un lugar sagrado a diferencia de cualquier otro lugar de la Tierra. El Hindu se debe asociar con estos Dioses de una manera muy sensible, cuando se acerca al templo.

A pesar que el devoto muy rara vez tiene una visión síquica de la Deidad, se dá cuenta de la presencia divina de Dios. Se da cuenta a través de sentimiento, a través de sentir la presencia divina en el templo. A medida que se acerca al sanctum sanctorum, el Hindu sabe totalmente que un ser inteligente, más grandioso y más evolucionado que él, está allí. Este Dios está atento al devoto, protegiéndolo, conociendo totalmente sus pensamientos más internos, totalmente capaz de afrontar cualquier situación que el devoto pueda mentalmente llevar a Sus santos pies. Es importante que nos acerquemos a la Deidad de esta manera – concientes y confiados de que nuestras necesidades son conocidas en los mundos espirituales interiores.

La representación física del Dios, ya sea una imagen de piedra o de metal, un yantra u otra forma sagrada, simplemente marca el lugar en el cual el Dios se manifestará o sobre el cual estará suspendido en Su cuerpo etéreo. Esto se puede imaginar como una antena que recibe los rayos divinos de Dios o como el cuerpo material en el cual o a través del cual el Dios se manifiesta en este Primer Mundo. El ser humano toma un cuerpo y luego otro en su progreso a través de los ciclos de nacimientos y muertes y vueltas a nacer. Similarmente, los Dioses en sus cuerpos sutiles, habitan, por períodos cortos o extendidos de tiempo, estas imágenes del templo. Cuando llevamos a cabo puja, un ritual religioso, estamos atrayendo la atención de los devas y Mahadevas de los mundos internos. Ese es el propósito del puja; es una forma de comunicación. Para aumentar esta comunicación, establecemos un altar en el templo y en el hogar. Este se vuelve magnetizado o cargado a través de nuestros pensamientos y sentimientos de devoción, e irradian hacia fuera y afectan al ambiente que los rodea.

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