Lección

 Sábado :  La Naturaleza Intuitiva

Observa al intelecto como se manifiesta en el mundo a tu alrededor. Puedes ver sus límites. También puedes ver cuando se vuelve una herramienta para la mente intuitiva. Cuando descubres grandes verdades en los libros que lees, cuando te llegan ideas creativas, observa, con desapego afectivo, la gente a tu alrededor, las situaciones por las que pasas en la vida. Como has aprendido, las observaciones dan nacimiento a la comprensión, y la comprensión viene de tu mente superconsciente. Entonces, el intelecto debe ser desarrollado hasta cierto punto y luego controlado a través del control del pensamiento. Las formas del pensamiento son manifestaciones de materia astral, o fuerza ódica, y viajan a través del espacio astral, o campos de fuerza ódicos, de un destino a otro. Ellos pueden crear, preservar y destruir. Las formas de pensamiento pueden ser vistas, así como las auras pueden ser vistas.

El intelecto es el ego externo, pero es el ego externo cuando está en control y se ha separado suficientemente de la superconciencia para volverse dogmático. Cuando el intelecto representa el ego, decimos que una persona es incapaz de cambiar su forma de pensar, sin importar cuánto trates de convencerla o cuánto hables con ella. Es testaruda, inflexible, incluso poco amistosa si se vuelve inquieta o perturbada en su esfuerzo por mantener unido su intelecto.

Si la naturaleza intelectual se vuelve perturbada, el cuerpo astral entonces toma control y entonces la mente instintiva o las cualidades instintivas prevalecen en ese momento. Esto es muy evidente en gente indisciplinada, porque la naturaleza intelectual es indisciplinada. Cuando el cuerpo astral y el intelecto trabajan mano a mano, ellos crean un individuo instintivo-intelectual lleno de conocimiento dogmático, tendencias instintivas indisciplinadas y emociones de odio y temor que no han sido transmutadas hacia el dominio de la razón y que no han sido controladas permitiendo que se construya una red de patrones de memoria positivos.

Dentro del ser humano, y funcionando a una frecuencia de vibración diferente del intelecto, se encuentra el poder o fuerza motivadora de la mente, los chakras, o centros de fuerza. Existen siete de estos centros de fuerza básicos, que son estimulados en movimiento y apertura por las corrientes ida, pingala y sushumna. Ida y pingala son corrientes síquicas ódicas (ying y yang de los chinos) entretejidas alrededor de la médula espinal. Directamente a través de la médula espinal circula la corriente sushumna, que es actinódica. La corriente ida es fuerza ódica pasiva; la corriente pingala es fuerza ódica agresiva. Sushumna es una corriente actinódica. Estas corrientes gobiernan el sexto aspecto del ser humano, los chakras. Estas corrientes son como las riendas que guían a un caballo cuando cabalgamos en una dirección u otra.

La naturaleza intuitiva, el séptimo aspecto del ser humano, está compuesto de una mayor cantidad de energía actínica que de ódica. Está formado por la corriente sushumna, que circula en forma ascendente entre las corrientes ida y pingala a través de la médula espinal. Es el estado de la mente que el estudiante yoga debe identificar como propio por así decir. Hasta ese momento, él se identifica usualmente con la mente intuitiva de su guru. Esta identificación sirve como constante recordatorio de la existencia de su propia naturaleza intuitiva. Muchos estudiantes parecen reconocer cuando el guru se halla en un estado elevado de toma de conciencia intuitiva, pero pueden no darse cuenta que el reconocimiento de ese estado es su propio estado elevado de conciencia intuitiva, que sucede simultáneamente con el del guru. Este es uno de los grandes beneficios que se le otorga al estudiante yoga que trabaja en un sistema de guru: la oportunidad de identificarse con la mente intuitiva del guru.

Cuando el estudiante yoga aprende a controlar su propio campo de fuerzas ódico hasta el punto de que él no se identifica más con su cuerpo o su intelecto, el puede entonces identificar su ego externo con su naturaleza intuitiva o mente sub-superconsciente. Esta nueva y humilde identidad es un sentido esporádico en los estadios iniciales del sendero yoga, ya que únicamente cuando el estudiante es realmente actínico, es que él utiliza la mente intuitiva conscientemente, percibiéndola a través de sus facultades de conocimiento. Uno no tiene pensamientos cuando se halla en este estado de toma de conciencia total. En esta conciencia, uno ve y percibe a través del chakra anahata de conocimiento directo. La naturaleza intuitiva es el aspecto más refinado del cuerpo astral. A pesar de que el aspecto intuitivo está hecho primordialmente de fuerza actínica, existe suficiente fuerza ódica dentro de él, para posibilitarle al ser humano entrar en el dominio de creación en el mundo material. Este séptimo aspecto del ser humano es una meseta, una nivelación de un ciclo de evolución y al mismo tiempo el comienzo de otro.

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