Martes : | Experiencias en el Plano Astral |
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Cuando nos
hallamos en un sueño, nos parece tan real. Cuando nos despertamos, lo
consideramos como un sueño, que es usualmente pensado como irreal. En forma
similar, los filósofos de la India disfrutan diciendo que nos hallamos en esta
vida y nos parece real hasta que despertamos, a través de iluminación
espiritual, a una realidad más grandiosa. Si postulamos que los sueños son
reales, debemos reconocer que lo que recordamos de ellos es nuestros estados
inhibidos de conciencia, experiencia, libre de trabas de la sociedad, de
costumbres nacionales y locales, o inhibiciones plantadas en la mente por los
padres a una tierna edad. El saber esto nos dejará conocer quiénes somos
realmente, por debajo de la fachada, cargados por la sociedad, suprimidos por
las creencias y las actitudes del estado de vigilia. Somos libres en nuestros
sueños. Nadie nos está mirando. La sociedad, la familia y los amigos no nos
están juzgando.
Los médicos
ayurvedas
afirman que aquellos del
kapha dosha, que
es agua y tierra, sueñan frecuentemente con agua. Aquél que es del
pitta dosha,
naturaleza de fuego, sueña con el fuego. Un
vata,
o naturaleza de aire, sueña con aire. Pero también dicen que es mejor olvidar
tus sueños pues pueden ser producidos por indigestión o por constipación. Y
estos pueden ser sueños que no te conviene recordar. Sin embargo, si los sueños
describen quién eres realmente, puede ser beneficioso, para aquellos bajo la
guía de un
satguru,
escribirlos cada mañana al levantarse y
ponerlos a sus sagrados pies, al final de cada mes. Esta será una relación de
entrenamiento estrictamente entre el
guru y el
sishya
y por un específico período de tiempo, no más de cuatro meses. Puede infundir
miedo, incluso ser descorazonante, hacerlo tú mismo. Y los
satgurus recomendarán
que olvides tus sueños al despertar, ya que si son recordados pueden traer esa
realidad a la realidad de la vigilia y producir experiencias que tu no
quisieras experimentar.
Otra cosa
me viene a la mente – esto es que ocasionalmente he experimentado estar
absolutamente consciente, totalmente consciente del cuerpo físico, los ojos
cerrados, al mismo tiempo viendo a través de los ojos del cuerpo interno y
comunicándome a través del pensamiento con personas astrales en mi habitación.
A veces, cuando los
mathavasis
se han demorado en alimentarme
porque estaba tomando una siesta pero totalmente consciente, los
devas
guardianes se presentaban ante mí con comida deliciosa, hermosamente preparada,
y con sus manos astrales me daban cucharadas en mi boca, y yo realmente podía
olerla y gustarla. Cuando la comida astral concluye, yo no siento más hambre
físicamente. Durante la cúspide de la crisis de la guerra civil en Sri-Lanka,
cuando miles de mis devotos allí eran matados día tras día, muchas veces
durante el día yo dormía siestas deliberadamente. Me encontraba entonces con
aquellos que habían sido muertos y los bendecía uno a uno, a medida que se
presentaban ante mí. Yo estaba totalmente consciente cuando mi mano astral le
daba la bendición, la marca de
vibhuti,
la ceniza sagrada de Siva,
en sus frentes. Luego ellos continuaban hacia el Sivaloka. Esta clase de
experiencia física-astral es definitivamente distinta de un sueño, y no es
tampoco una visión superconsciente. Es un acontecimiento humano intenso, real,
que involucra este mundo y su doble astral coexistiendo en actividad de
comunicación. A diferencia de los sueños, que se olvidan rápidamente, estas
experiencias física-astrales, al igual que las visiones superconscientes, dejan
una marca indeleble en el cerebro físico y son más vívidas meses e incluso años
después de haber sido experimentadas.
Durante
tres o cuatro años en los finales de la década de los cincuenta, estudié la
experiencia de muerte y su acoplamiento astral con la realidad aparente. El
mundo de los sueños fue explorado, y dentro de este, el acoplamiento astral con
la conciencia del estado de vigilia. Descubrimos que existen miles de amantes
astrales que visitan regularmente a mujeres para satisfacer sus deseos
sexuales. Estas mujeres son solteras, ya sea que no se han casado aún, o
divorciadas, o casadas pero que sus maridos son incapaces de satisfacerlas.
También se descubrió que debido a este fenómeno psíquico, las mujeres que han
tenido matrimonios infelices se ven más atraídas al espiritualismo (como era
denominado en ese tiempo) que los hombres. Estos amantes astrales varones son
denominados
gandharvas en los
Vedas, y sus
homólogos femeninos son denominadas las
apsaras. Estas son
definitivamente experiencias, experiencias de acoplamiento plano físico – plano
astral, tan reales como los acontecimientos durante el estado diario de
vigilia.